lunes, 8 de febrero de 2010

Frío

Se despertó de madrugada con las dudas en la boca del estómago y decidió salir a correr para ver si se desprendía de ellas. Trotando por el camino de tierra, a la luz del alba, su cuerpo elástico iba entrando en calor. Sólo su respiración jadeante interrumpía el silencio de la mañana exhalando pequeñas nubes blancas. Y cuando los primeros rayos de sol empezaban a colarse entre los árboles, el sudor ya se le estaba pegando al cuerpo, necesitaba refrescarse.
Se sumergió limpiamente en el lago, tan frío que al contacto con su piel desprendía vapor. Qué placer al sentir que su piel se tensaba, que sus músculos se endurecían, como si fuese una propiedad del agua. El impacto del frío le dejó la mente en blanco, completamente olvidada. Tanto le gustó esa sensación que quiso que ese momento durara para siempre.
Algunos creyeron que se había ahogado, las malas lenguas que se había suicidado pero yo supe entender que detener un momento conlleva sus riesgos.

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