lunes, 1 de agosto de 2011

Trenes


Quería escribir, de verdad que sí. Quería hablar de trenes: de los que dejamos escapar y de a los que no deberíamos habernos subido nunca. Quería contar una historia, la de una persona que se sienta en la estación y los ve pasar. No es cobarde, no le importa el destino, le importa el tiempo y no quiere desperdiciarlo porque es irrepetible. Así que no se sube a ninguno, no vaya a descarriar.
Hoy se sube, al primero que pasa: vértigo y náuseas. No sabe bien, nada bien, pero es vida. Así la vida, así es.