miércoles, 17 de febrero de 2010

Me duele la cara...

A ti y a mí nunca nos importó ser la extraña pareja...o eso creía yo.
Qué te voy a contar que no sepas. Mi rostro delicado y masculino, enmarcado de rizos dorados, mi cuerpo atlético, el negro de mis ojos, no dejan indiferente a nadie y a ti también te sedujeron. Y luego estabas tú, tan divertida, tan sensible, tan inteligente y vibrante, y más fea que pegar a un padre. Mi amor, eres desgarbada y rechoncha, de tez opaca y ojos de besugo, ninguna gracia natural te fue otorgada pero eso no me impidió quererte más que a nada.
Pero tú te cansaste de las comparaciones odiosas, te aburriste de mi perfección y me dejaste solo y desamparado, a merced de los prejuicios de los demás.
Y desde entonces voy arrastrando mi condena; se sufre y mucho... cuando uno es tan guapo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario