jueves, 10 de junio de 2010

Maniqueísmo

Durante toda su infancia siempre supo separar lo bueno de lo malo, pues sus padres trazaron muy bien esa línea, perfilando con sumo cuidado los contornos del Bien y del Mal.
Al llegar a la madurez le regalaron una tiza para que dibujara esa línea a su libre albedrío confiando en que ya no necesitaba ayuda para discernir estos conceptos; por supuesto, atendiendo a sus enseñanzas y a los inestimables valores de la sociedad se quedó siempre del lado de la moralidad, haciendo siempre lo correcto. Lo que le llevó a una vida confortable, placentera y aburrida.
De hecho, ya moribunda, confesó que la felicidad y ella sólo se habían mirado a los ojos una vez, aquella vez en que borró ese trazado.

3 comentarios:

  1. Tatuajes profundos sin tinta ni aguja, cicatrices sin fuego ni herida, hechas con filo de palabras…buenas o malas, dulces o amargas. Que al recordarlas cansan, y oprimen, y agobian, y enervan, y las quisieras cambiar y olvidar, para sentirte libre, y, que sin duda, con el tiempo y sin darte cuenta, validas y de nuevo impartes. Dime Chronos, ¿por qué?

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  2. Cierto. Y cuando el Cesar con el puño cerrado señalaba el suelo con el pulgar, sólo era una señal.

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