lunes, 1 de noviembre de 2010

Un león y un ratón


Hace no muchos años estuve en una fiesta del reino animal. Tuve la suerte de admirar a los animales en estado salvaje: un cisne negro de largo cuello, pavos reales con plumas verdes y azules, como aquella noche, y por supuesto el rey de la selva, esta vez acompañado de pantera, negro y suave pelaje, amarillos y desafiantes los ojos. Coloreaban la escena rosados y ágiles flamencos, y creo que hasta una gallina clueca. Cuando pensaba que yo era un simple espectador sorprendí a un leopardo intentado hacerme su presa, tratando de separar mis muslos con sus zarpas, como si quisiera desplegar unas alas.
Aquello no duró mucho pues, a medida que se acercaba el alba fueron cayendo las pieles feroces y las plumas y surgieron las bestias, cerdos, asnos y vacas. Para cuando el sol despuntaba, aquellas habían quedado reducidas a ratas y cucarachas.
No piensen que esta historia es fantasía, ocurre frecuentemente en los momentos más insospechados, cuando por desgracia algunos no podemos evitar mostrar nuestra verdad: YO, una cucaracha o a veces un sapo.

2 comentarios:

  1. Mejor sapo que, quién sabe si con un beso, se convierta en príncipe que cucaracha atormentada cuyo destino pudiera acabar bajo una suela de zapato.

    Aunque es posible que un momento sapo pudiera de un viscoso lenguetazo zamparse al instante cucaracha.

    Definitivamente Sapo!

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