No hace falta creer en una quinta dimensión para darse cuenta de que hay universos paralelos. Realidades que no osamos conocer, mundos en los que no nos queremos adentrar. Pobreza y dolor, tan reconocibles y tan distantes. Soy persona, con sus circunstancias, y me aterra destapar el velo y saber qué hay detrás de la frontera de la seguridad.
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