martes, 26 de enero de 2010

Paisaje urbano


A esas horas en las que algunos se despiertan y otros emprendemos el camino de vuelta (si es que hay un punto de retorno posible), es el mejor momento para admirar la ciudad; el silencio intermitente, el paisaje bañado de plata y cobre…
Los edificios se recortan en el cielo, desgarrando nubes, pintando sus cristales con los colores del alba. En el asfalto húmedo por el rocío reverberan luces de neón, como escamas de alquitrán que serpentean los rincones de la urbe.

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