miércoles, 1 de diciembre de 2010

El sentido de la vida o hedonismo

La vida es un valle de lágrimas y, sin embargo, sólo unos pocos prescinden voluntariamente de ella. La mayoría esperaremos al final. ¿Por qué? Quizá porque nos vamos encontrando con placeres: pequeños, intensos, prohibidos. Gozar. Darle una tregua a la razón y complacer a los sentidos. Vivir por y para sentir ese bienestar que puede adoptar infinitas formas...
Y el que escribe quisiera abandonarse a sus placeres, físicos o intelectuales, dedicarse en exclusiva a ellos pero dos cosas se lo impiden: el dolor ajeno que pueden provocar sus acciones y el miedo al vacío de después. ¿Y si no hay un después?

No hay comentarios:

Publicar un comentario