martes, 27 de septiembre de 2011

Yerma


Una gota se llevó la primera historia.
Otra se llevó la segunda y la tercera y la cuarta.
Una gota envolvió el dolor y lo alejó.
Otra se lo llevó lejos, más lejos y más lejos y más.
Una gota se llevó la confianza.
Otra la minó, más y más y desapareció.
Otra, otra, otra y otra, otra vez.
Y cayó la última gota.

1 comentario:

  1. Como gotas las vivencias son.
    Vivencias que son nuestras verdades.
    Grandes gotas, unas más que otras,
    y que llenando van el vaso de la vida
    del que beben las ganas de vivir.
    Y cada trago sabe a recuerdos.
    Y gota a gota, vaso a vaso,
    saciando y apagando van la sed;
    la sed de vivir -que no de ser feliz-.
    Y el sabor no siempre es dulce -lo dijo Quevedo-:
    “Pues amarga la verdad quiero echarla de la boca
    y si al alma su hiel toca esconderla es necedad”.

    No desespere porque al principio algunos tragos no gusten (aunque sabido es que, durante y al final, tampoco).

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