Una gota se llevó la primera historia.
Otra se llevó la segunda y la tercera y la cuarta.
Una gota envolvió el dolor y lo alejó.
Otra se lo llevó lejos, más lejos y más lejos y más.
Una gota se llevó la confianza.
Otra la minó, más y más y desapareció.
Otra, otra, otra y otra, otra vez.
Y cayó la última gota.
Como gotas las vivencias son.
ResponderEliminarVivencias que son nuestras verdades.
Grandes gotas, unas más que otras,
y que llenando van el vaso de la vida
del que beben las ganas de vivir.
Y cada trago sabe a recuerdos.
Y gota a gota, vaso a vaso,
saciando y apagando van la sed;
la sed de vivir -que no de ser feliz-.
Y el sabor no siempre es dulce -lo dijo Quevedo-:
“Pues amarga la verdad quiero echarla de la boca
y si al alma su hiel toca esconderla es necedad”.
No desespere porque al principio algunos tragos no gusten (aunque sabido es que, durante y al final, tampoco).