martes, 3 de agosto de 2010

La Mona Chita

- Me gusta cuando callas porque estás como ausente...
- ¡No!, me gusta cuando callas porque es cuando mejor dices. Y además sonríes con los ojos. No, no es una metáfora, hay personas que pueden hacerlo y es mágico, frente a eso no hay Mona Lisa que valga. Es una sonrisa de perdedor, de aquellos que nunca ganarán una carrera porque antes de llegar a la meta se habrán detenido cien veces a disfrutar del camino, como sólo lo disfrutan los que piensan.
- Mira que te lo tengo dicho, que no pienses que eso no te dará más que problemas.
- Si un problema es una dificultad de solución dudosa entonces es un fracaso; y te diré una cosa, no hay sabor más dulce que asumir una derrota.
- Habló quien siempre ha estado del lado de los vencidos, quien no conoce la embriaguez de la victoria.
- Habla quien está borracho de emociones y sólo busca el sosiego a través de la complicidad con el destino.

Y todo esto ocurrió mientras la Mona Lisa y yo nos mirábamos en el Louvre.

5 comentarios:

  1. La Mona Chita era en realidad Chetaah, palabra de origen sánscrito con que se conoce al guepardo en el ámbito anglosajón. Supongo que la palabra sonaba bien cinematográficamente hablando y rimaba adecuadamente con Tarzán o quizás era porque, en los guiones, la susodicha mona a menudo debía correr rápido para avisar a su colega humano de inminentes peligros en la selva (ya se sabe que el guepardo es el mamífero más rápido que existe).
    Muchos chimpancés actuaron en las películas para dar vida al personaje. Por cierto, uno de ellos, un tal Mike, aún vive con 79 años en una fundación - santuario para primates.

    La Mona Lisa, alias la Gioconda, como bien dices vive en el museo del Louvre en Paris desde la revolución francesa pues era de propiedad real desde que su autor Leonardo da Vinci la llevó a Francia poco después de pintarla a inicio del siglo XVI. Su fama radica en que todo el mundo piensa que es un gran cuadro y al verla en directo se da cuenta de que mide unos míseros 77 x 53 cm (ah! y por su enigmática sonrisa).

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  2. “Buscar el sosiego a través de la complicidad con el destino”. Olé! Olé!. De Bodhisattva.

    Cómplice con el destino, siendo como se es y bailando la música propia. Como hace el Universo entero, siendo como es y bailando su propia música.

    Aceptando que todo lo que nos suceda estará siempre impregnado de acciones y pensamientos ajenos. Ajenos a nuestro proceder, a nuestras ideas e incluso a nuestros deseos.

    Yo lo busco hace tiempo.

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  3. no hay sabor más dulce que asumir una derrota...
    intentaré aprender esto...

    me encanta tu blog!

    claudia

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