domingo, 25 de julio de 2010

Náusea


Esquivamos el dolor,
cuando debimos caminar sobre brasas.
Apartamos la vista,
cuando nuestros ojos quisieron enfrentarse a la verdad.
Huimos de las pasiones,
cuando nuestras entrañas pedían la palabra.
Nos escondimos del miedo,
cuando éste quiso enseñarnos.
Pensamos que así viviríamos mejor, sin pena,
aquello no fue vida, fue el entierro del alma: ¡qué asco!

3 comentarios:

  1. Estudios de dudoso rigor indican que el alma humana pesa 60g. Por tanto, su entierro debe ser tan simple y barato como enterrar una cajetilla de cigarrillos. Y si se trata de incineración, no hay más que dejar dentro de ella un último cigarro encendido.

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  2. Algunos no esquivaron el dolor, ni apartaron la vista ante la verdad, ni huyeron de las pasiones, ni se escondieron del miedo. Tampoco vivieron mucho mejor ni sin penas, pero fue vida en cuerpo y alma.
    Sin duda tenían un poderoso motivo. Aún busco el mío; no es fácil de encontrar.

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  3. Cuanto mas leo estas pocas líneas, mas me gustan.
    Ciertamente fueron decisiones que hoy producen naúseas.

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