viernes, 2 de marzo de 2012

Pánico

Echa a correr. El viento araña su cara y el frío se le mete en la garganta. Es su instinto el que conduce sus movimientos y no puede parar: una pierna y después la otra. Tropieza, sus rodillas se clavan en el suelo. Dolor agudo. Se levanta y sigue avanzando, siempre hacia delante sin volver la vista atrás. No sabe de qué huye pero es el miedo el que marca el ritmo.
No ves que de tu sombra no puedes escapar.

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