sábado, 28 de enero de 2012

Beberse la vida a cubos

Los niños nacen con un pan bajo el brazo, pero cuando nació Isabel ya no quedaban y le tocó un cubo vacío. Los primeros años de su vida no le dio importancia pues asumió que todo el mundo tenía uno, pero cuando empezó a ser consciente de que quizá su don era diferente al del resto de los niños pensó que tenía que hacer algo con él (siempre es mejor que nada, ¿no?). Como no sabía muy bien con qué llenarlo (uno nunca sabe por dónde empezar) cogió lo que tenía más a mano: una buena educación, libros y conversaciones de adultos. Luego pensó que sería bueno ocuparlo (en vista de que quedaba mucho espacio todavía) con experiencias propias y sobre todo ajenas, así que olió un poco el sexo, las drogas, la cultura, sin desviarse del camino y se acercó a quien pudiera contarle todo aquello que sus ojos no habían visto. En su ansia de seguir llenándolo, eliminó el "NO" de su vocabulario y la vida le regaló dolor para aprender de él, y situaciones inverosímiles, y momentos sórdidos, e ideas puras (otras menos), y viajes que ni siquiera imaginó, y personas que nunca creería conocer. Al acercarse el final, Isabel, agonizante, pidió que le trajeran el cubo y de un trago se lo bebió: murió con una sonrisa.

N. del A. Leer escuchando "Maneras de vivir" de Rosendo Mercado

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