¡Qué coño está pasando! Pues no era que todo estaba claro: razones, emociones, anhelos, cada uno en su correspondiente cajón y bajo el yugo de mi control. Argumentos, contraargumentos, motivos para actuar que parecen caballos desbocados que sólo saben huir hacia delante. Sentimientos sin clasificar, sin nombre ni identidad flotan a la deriva: marea de brea que todo lo mancha y lo confunde.
Ya no me creo nada, nada es lo que parece y detrás de cada puerta que abro, una verdad insospechada.
Me están haciendo luz de gas y la mano que mueve los hilos es la propia.
Creo que mi peor enemiga siempre he sido yo misma. Ahora estoy descubriendo que aun siendo mi peor enemiga, soy además mi mejor amiga.
ResponderEliminarGracias a todos.