Qué espanto cuando se miró al espejo. Había pasado años sin hacerlo, obviando su deterioro, demasiado ocupado en sus miserias. Al mirarse con honestidad, asumió su condición: un monstruo, sin lugar a dudas. Si humanidad significaba sensibilidad y compasión hacia nuestros semejantes, de eso quedaba ya muy poco. Vivía y participaba en un mundo que aceptaba y propiciaba el sufrimiento ajeno porque sí, porque así es la vida y así es el ser humano. Sí, eso era así, pero eso no le exculpaba: cruel y egoísta, un monstruo.
lunes, 18 de octubre de 2010
domingo, 17 de octubre de 2010
Determinación
Con todos mis respetos que os jodan a todos y todas (me incluyo en el lote, a ver si me cae algo). No sé cuánto tiempo me queda aquí y no pienso malgastarlo con emociones, sentimientos y esas cosas de chicas. No hay ninguna necesidad de sufrir: ni me implico ni espero nada, limitarme a disfrutar de lo disfrutable sin desear nada.
La meta es que todo me resbale aunque me vaya la vida en ello.
P2 dice: No te lo crees ni tú.
miércoles, 13 de octubre de 2010
Calamidades
Estoy programada para necesitar que me necesiten (valga la redundancia). Es así, está en mi mapa genético única y exclusivamente porque soy una incubadora en potencia. Y es una calamidad, qué quieren que les diga, porque quizá no ocurra nunca pero mi vida siempre se verá condicionada por ello. Una está condenada a sentir el vacío de no ser el centro de la vida de alguien, de un hijo o en su defecto de un ser querido. Que la felicidad o, mejor, la estabilidad de uno dependa de otro es algo irracional, egoísta y sobre todo poco práctico. Me veo pues luchando constantemente contra lo que soy para alcanzar lo que mi entendimiento cree que debería ser: tolerante, flexible, generosa y respetuosa con la vida del prójimo.
Sólo puedo entonces, además de cagarme en la madre Naturaleza, pedirles que sean condescendientes cuando mi condición me hace flaquear y busco en sus ojos una señal de devoción.
Sólo puedo entonces, además de cagarme en la madre Naturaleza, pedirles que sean condescendientes cuando mi condición me hace flaquear y busco en sus ojos una señal de devoción.
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